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sábado, 19 de marzo de 2016

Anton Corbijn: Control (2007)



Desvirtuar la realidad es imposible. El enfoque de la vida es simplemente el matiz que le damos. Mi forma  subjetiva de ver mi propia existencia mientras hago este escrito.  Únicamente uno mismo sabe lo que ve,  lo que siente, lo que necesita en su vida. Quizás es la forma como llevamos nuestras vidas en el exterior (lo superficial)  en contraposición con lo espiritual.  Aun así, es necesario, una esencia que provenga de algún lugar divino. La existencia de un ser, una luz en la oscuridad del mundo plástico, estoico, en el que vivimos. Me refiero a la exploración incesante de nuestras almas. La electricidad del pensamiento humano. Mientras más conscientes  somos, más profundo será el sufrimiento. 

Estamos imbuidos en sentimientos constantes. Cualquier situación o suceso tendrá repercusión en el comportamiento de un ser. Somos tan vulnerables a los sentimientos de los demás. En la vida reímos, también  sufrimos  a veces, extrañamente, el sufrir tiene otro tipo de trascendencia más oscura. La sensibilidad de un individuo, un humano, quizá  un artista. Una personalidad muy particular, entre las personalidades del cosmos. ¿Cómo siente: un artista, cuál es su mundo? El amor, la vida, la familia, los amigos; el dolor, el vacío.  La batalla eterna, entre la muerte del corazón, el renacer del alma, y la vida.  El remolino constante de emociones, conceptos que nuestra mente analiza. El raciocinio más triste implica, un sentimiento de dolor profundo vasto como el océano. Acostumbrarse a este dolor es estar en depresión. El contraste de la luz, la oscuridad, es una analogía de la vida, la sabiduría del hombre. Encontraremos una melodía, quizá, que nos saque de la desidia, la angustia, de esta edad efímera. El conflicto entre nuestros sentimientos más profundos, la luz del razonamiento.


¿Qué exactamente es la tristeza?  Edificios gigantes, playas eternas, los recuerdos del pasado. La melancolía, el orgullo de un corazón roto. El dolor no está en la mente, está en el corazón, en el ánima se siembra una semilla de aflicción. La depresión es la sublimidad del pesar, también del hastío. Nos cansamos   absolutamente de todo, de estar alegres, de estar con el alma plagada de tribulaciones melancólicas. Las memorias, los mementos más hermosos entre las nubes lánguidas del pasado. El gran  paradójico spleen de la vida. Irónicamente, el sufrir, nos lleva simplemente a seguir viviendo, a sobrellevar los golpes de la vida. La pérdida de un amor, duele tanto como la perdida de una existencia. Sin embargo, el show debe continuar,  sólo existe un cielo azul, un cielo gris, un cielo rojo, un cielo, purpura y un cielo negro. Escuchar una sinfonía de ángeles, reflejados desde la sombra del olvido. Así es la vida. La depresión es una nube negra, al otro lado están las montañas azules, el mar hiperbóreo, que engulle las historias de la humanidad.


¿Encontraremos acaso, un valle de luz al final de las montañas? La monotonía. Los embrollos constantes del amor, la amistad. La nostalgia, los recuerdos son una vislumbre que debe ser aprovechada, para crear algo nuevo, un motor creativo entre los designios de este mundo frívolo, lejano. Aprender a vivir en esta esfera tecnológica de valores plásticos, una sociedad contemporánea secular. La respuesta no solamente está en el microcosmos, el estallido de la ciudad, de nuestros contemporáneos. ¿Qué encontramos en el núcleo de nuestro ser?  La verdad reside dentro del corazón, dentro del alma. Debemos salir a la luz, vencer las nubes negras que se acercan. Seguramente el pasar del tiempo lavará las costas del olvido sin embargo, las palabras, los hechos  no serán olvidados. La vida es una aventura, es necesario vivirla con mucha imaginación, entenderla, comprender la naturaleza que nos envuelve. El devenir del tiempo es grato, trae sabiduría, benevolencia. A la larga, solo queda perdonarnos, lanzarnos nuevamente al abismo, es  explorar la vida.  La gratitud de estar vivo, entre miles de galaxias en el espacio sideral,  el universo infinito.


Anton Corbijn,  20 de mayo de 1955, Strijen, Holanda.  Fotógrafo especializado en la música. Director de videos musicales. Ha fotografiado a personajes como: Tom Waits, Bob Dylan, Elvis Costello, Robert  de Niro, Annie Lennox, Dennis Hopper,  Keith Richards, PJ Harvey, Kate Bush, Pete Townshend. Trabajando además con bandas como: Beck,Therapy, Nirvana, Depeche Mode, Metallica, Peter Gabriel. The Smashing Pumpkins. Posteriormente, dirigió algunas películas entre ellas Control, 12 de septiembre, 2007. Gracias a la dirección inquebrantable de Corbijn, es reflejada una era post-punk, la vida, amor,  y  muerte temprana de Ian Curtis;  vocalista de Joy Division. El enfoque, la viva imagen de un músico. Los sueños de éxito, de un muchacho, cómo se materializaron y perdieron. Más allá de todo, el  éxito tiene un precio demasiado alto que pagar. Solamente tenemos una vida para soñar.

Dirección: Anton Corbijn
Guión: Matt Greenhalgh, Deborah Curtis
Reparto: Sam Riley, Samantha Morton, Alexandra María Lara


Santiago Salvador
2016


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