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jueves, 3 de noviembre de 2016

El estanque

Bajo las aguas profundas del estanque, cercado de árboles temerosos,
pueblan escuelas de peces opacos, azules y rojos, infiltrados en cavernas, infeccionadas de laminariales depravados, en el devenir del tiempo

Engendrando, una imagen lóbrega, que habita tenue, por su manantial
Cuando vea relámpagos en tus ojos, descenderé a la oquedad uniforme
Encenderé un fuego eterno de tormentas, en el núcleo de tú cosmos

Un sagrario, guarecido refleja las fotos de tu vida.
Escondrijo hechizado bajo líquidos, diáfanos, indefinidos
Pulpos apolíneos residen, velando tu voz y tus gestos
En un antro, contemplaré un fuego endiablado, salvaje brisa de mis versos

El fuego trae luz, y una sombra, deambulando tras tus pasos
El estanque retiñe la aurora, mientras sueñas con cuerpos celestes
Nido de aves exhumando las visiones de un mundo, devastado
Aguas glaucas, silenciosas, cubiertas de magia viscosa
El cristal, fósil de la luna, exterioriza sus luces engañosas

Conversaciones en madrugadas con espectros, gélidos, letrados 
Los flujos del hado, el lenguaje de un corazón, manifiesto
Un resplandor, expiando el dolor que guardamos dentro
Seres espectrales, espoleando entre algas, esperando un contacto humano

Troncos viejos, murmurando plegarias, cánticos longevos
El zumbido de un violín espectral, aleja maldiciones y borrascas
Piedras encantadas, susurrando coloquios sumergidos
Espléndido estanque, reflejando las luces de los muertos, el júbilo de ángeles
En una mañana de hastío, arrojarás a la llamas, los designios del destino

Santiago Salvador
2016


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