Intenté besar la lluvia.
Salí a caminar, las calles mojadas pintan el gris del sentir cotidiano.
Salí a caminar, las calles mojadas pintan el gris del sentir cotidiano.
La noche, se torna en flujos de viento helado, espasmos de
luz llenan los espacios vacíos.
Camino cuesta abajo me imagino, sobre las paredes,
grafitis que mi mente escribe.
Cruzar la calle es cortar las venas del tráfico, frenético.
Semáforos, alterados, globos de cristal incendiados.
Semáforos, alterados, globos de cristal incendiados.
Agarro una piedra, la lanzo hacia el rojo, irónicamente
logro partir el verde, sigo mi camino.
La avenida está vacía, veo algunos fantasmas que se hacen
compañía.
Una libélula perdida camina hacía mi, al aproximarse
observo el rímel, esparcido por las
lágrimas.
Se acerca precipitadamente , se abalanza sobre mí, abrazándome,
aferrándose, soy un espectro desconocido.
Mientras siento su fuerza, siento su dolor, cual
corriente eléctrica descargándose en mis sentidos.
No me mira, su mirada ha desaparecido.
Es como si tuviera una mirada errónea nunca antes vista en los
reflejos de la noche.
Llora, gime, se retuerce, como una criatura sensible abrupta, en
un desvanecer inconmensurable de emociones.
Mi mente se altera instantáneamente; formulando una lista
de preguntas fulminantes.
¿ De dónde vienes ?
Percibo el olor a alcohol, además de un aroma agradable, extraño.
Me estruja sin arrepentirse, sin descanso, no me deja
ir, no puedo ver su rostro.
No ha dicho ni una sola palabra, hasta ahora, ha
llorado; pero su llanto ha cesado ipso facto.
Hay silencio.
¿Por qué me escogió a mí, en el frío de la noche,
envenenado de vacío.
Hubo un silencio; me estremecí, sentí su ser, como un ángel perdido.
Al fin podré ver su rostro, pensé.
De súbito salió dentro de ella, un sonido que jamás podre
olvidar, una palabra que no entendí.
-Adiós-, entendí, su voz perdida en un abismo de dulzura,
negra.
Desapareció, entonces, bajo la luz rota de un semáforo en
el frenesí de la madrugada.
Sólo quedó su olor, nunca pude ver su rostro ni sus ojos.
Caen los sonidos de maquinas espaciales durante el amanecer de cada día
El sol se oculta todavía.
Santiago Salvador
2016
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