“Great revelations of nature, of course, never fail to impress in one way or another, and I was no stranger to moods of the kind."
-Algernon Blackwood
Dejaba de sonar «Plush». Eran las tres y cincuenta de la
mañana. Faltaba poco para terminar mi turno de madrugada conduciendo el
programa de radio FM Fantasma. Hacía mi turno todas las noches de sábado y la
madrugada del domingo. El programa empezaba a la media noche; terminaba cuando
salía el sol. Mientras trabajaba, un domingo del verano de 1998, entraba, una
de las últimas llamadas del fin de semana.
Presioné el botón de señal abierta y contesté.
-FM fantasma, donde los sueños más profundos ven el reflejo
del cosmos.
-Bienvenidos al nido de las estrellas antiguas-dije.
-Soy Dayana, no he podido dormir toda la noche.
-Mi mejor amiga falleció hace tres días; se ha quitado la
vida por un amor que no le correspondía.
Lo que dijo me dejó desconcertado.
Contesté con vehemencia y definición.
–Las olas del mar son frías, continuas. Hay miles de kilómetros que se deben recorrer hasta finalmente llegar hacia el sol. Hay personas que sin embargo, deciden adelantarse; tomar el fatal atajo.El suicidio es una nube negra que borra toda la visión de la existencia. Es mejor salir de ese pensamiento: navegar el mar de la vida. A pesar de las circunstancias prescritas por el sino que suele ser muchas veces sombrío: algún día llegaremos al sol-concluí.- La diferencia entre azar y destino debe ser comprendida.- El suicidio sería un acto de libre albedrío.
Se escuchó un atisbo de su aliento seguido de un gemido
de tristeza profundo y desmesurado.
Sentí algo difuso en la llamada
-Ella está aquí conmigo, no me deja dormir.
-Ella está aquí conmigo, no me deja dormir.
¿Cuál es tu nombre?-dije.
Ella cerró el
teléfono.
Aplasté el botón de señal y salí del aíre.
Aplasté el botón de señal y salí del aíre.
Susurró,
«Don't Fear the Ripper». Eran las cuatro de la madrugada, el cielo se
inventaba, un nuevo día, reflejado en las ventanas. La oscuridad pronto se
desvanecería de una forma tan extraña, sobre
los escombros de la noche.
Millones de vidas despertarían enseguida, miríadas de distintas y frágiles almas, en distintas variaciones y circunstancias humanas.
Millones de vidas despertarían enseguida, miríadas de distintas y frágiles almas, en distintas variaciones y circunstancias humanas.
Entró una nueva
llamada. Presioné el botón de señal y contesté.
-FM fantasma, donde los sueños perturbados ven la claridad.
-FM fantasma, donde los sueños perturbados ven la claridad.
Escuché la respiración de un individuo, se mostraba
decidido a contar algo.
- ¡Haló!, me escucha- expresó con firmeza.
-Llamo desde los pantanos de la soledad. El lugar donde
residen los lánguidos y espantosos espectros del olvido. Donde la luna cubre
todo con su luz,despertando hechizos nocturnos.
-Me comunico porque quiero contarle sobre un razonamiento muy limitado para el vulgo.
-¿Podrá usted razonar conmigo y entender conmigo, lo que le voy a reflexionar?
-Le pido su atención ya que es un asunto muy desconocido y distante para las mentes superfluas-dijo.
-Me comunico porque quiero contarle sobre un razonamiento muy limitado para el vulgo.
-¿Podrá usted razonar conmigo y entender conmigo, lo que le voy a reflexionar?
-Le pido su atención ya que es un asunto muy desconocido y distante para las mentes superfluas-dijo.
-Repuse- ¿Has llamado por algo que quieras expresar, esta
madrugada?
-Las llamas de la humanidad se esparcen por el mundo que
se nos ha dado; desde la eternidad de lo desconocido. El materialismo ha
esclavizado nuestras almas; y no podemos reaccionar ante el cosmos redentor.
Cada vez vemos menos quienes realmente somos. La verdad estelar está escrita en
nuestras vidas.Somos el azar de las estrellas; seres fugaces en la profundidad
del universo -replicó.
-Su voz se alzó- ¡Estamos desorientados! Algún día se
hendirán las fauces del cosmos que reside frente a nosotros. Un mar de estrellas
se escuchará desordenadamente en una noche de oscuridad inmensa. Se partirá la
tierra más maciza de forma inconmensurable. Los secretos más soterrados de la
humanidad, saldrán de los abismos y resonarán con un rugir estridente. Las ciudades se sumergirán en las profundidades oceánicas.Los volcanes
y cordilleras del sur resurgirán en batahola, se mutarán los valles y las costas. Los océanos surgirán hasta llegar
a las faldas de las montañas más altas y desoladas. Entonces allí descansarán durante
la eternidad.
El cosmos ulterior; observando hasta el fin de los tiempos.
Sólo quedará nuestra ciudad extendida en las alturas.
El cosmos ulterior; observando hasta el fin de los tiempos.
Sólo quedará nuestra ciudad extendida en las alturas.
-¿Las ciudades se hundirán bajo el mar?- pregunté.
-Continuó- El cosmos influye sobre nosotros, la mente
humana es un receptor cósmico. Algún día lo comprenderemos: por tanto
pensaremos de otra manera. Escucharemos la sonora resonancia de antiguas
civilizaciones perdidas en el tiempo actual. Intuiremos el legado espiritual
que hemos heredado del pasado, y toda su trascendencia en la humanidad. Descubriremos
impenetrables galaxias ocultas; desconocidas para nuestra percepción y conciencia.
Podremos ver la verdad de nuestra existencia bajo las constelaciones. Encendamos
y sintonicemos nuestro receptor.
-¿Intentaremos conectarnos con el más allá?
-Eventualmente lo haremos.
-¿Intentaremos conectarnos con el más allá?
-Eventualmente lo haremos.
-Colgó- El silencio que surgió de esa llamada fue tan
profundo como un vacío inexplicable. La luz violeta se escurría por la ventana- susurrando
la madrugada.
En el devenir entre la oscuridad y la claridad; surgía la lógica humana.
Sólo pude reflexionar (perdido en mí ) sobre lo que había dicho ese extraño individuo en la ambigua señal.
En el devenir entre la oscuridad y la claridad; surgía la lógica humana.
Sólo pude reflexionar (perdido en mí ) sobre lo que había dicho ese extraño individuo en la ambigua señal.
-Se oyó,
«Wandering Stars» de Portishead.
Nuevamente entró una llamada, la señal repercutió en el aire.
-Bienvenido, a la zona astral-contesté.
Siendo las cuatro y cuarenta de la madrugada, escuché un
sonido muy peculiar.Venía de un lugar remoto, al otro lado del micrófono. El rastro de una voz relucía,
rancia en la transmisión.
La frecuencia de la radio se alteró cambiando el sonido a una señal cortada y reprimida. En cada palabra se escuchaba un esfuerzo inconmensurable en la señal.Sentí una sensación de angustia muy fuerte, recibí un mareo seguido de escalofríos macabros.
La frecuencia de la radio se alteró cambiando el sonido a una señal cortada y reprimida. En cada palabra se escuchaba un esfuerzo inconmensurable en la señal.Sentí una sensación de angustia muy fuerte, recibí un mareo seguido de escalofríos macabros.
Entonces habló una voz, sonaba altruista. Emitía una sensación
de desesperanza y horror al mismo tiempo. Se reverberaba en ecos psicofónicos,
que se desvanecían en la oscuridad de la cabina. Algo muy raro se hizo presente
en el ambiente. Algo no iba bien en esa llamada.Su aliento se registraba de
forma intensa en los monitores. Algo sobrenatural yacía en esa voz.
-Soy el escritor Sven Cañizares, la fecha es 26 de julio
de 1986.
-La radio todavía sigue encendida -dijo.
Me espanté, sentí algo denso, espectral. Su voz tenía un tono particular que me espeluznaba completamente la piel. Percibí una
conexión con el más allá que heló mis huesos. Era algo inmaterial y repulsivo. Me
di cuenta de que algo muy extraño interfería en la señal, se escuchaba poseída
por una presencia no existente.
-Prosiguió.
- Llegué a Pillaro, el 23 de julio por la noche, donde pernocté en
un establo vacío que pude encontrar. Arribé a los Llanganates, después de haber caminado durante dos días, siguiendo
la conocida ruta, El Derrotero de Valverde. El sol había desaparecido irritado,
entre las lúgubres montañas milenarias.El extenso río Topo descendía
proliferando de las entrañas del páramo. Crucé todo el extenso llano, subiendo y
descendiendo hasta llegar al otro lado de las desafiantes colinas. Bajando por
peñas de pajonales y atravesando pendientes de alta piedra negra. Crucé el rió,
hacia el otro lado de la cordillera. Las montañas más siniestras se extendían
prolongadas y altivas. Pude observar la extraña especie Myriocolea Irriorata, en
rincones desconocidos de la vertiente que seguía ligera tras mis pasos. Avancé
subiendo desde la orilla, hasta el Valle de los Frailejones y pernocté en un
jardín arcaico. El río continuaba por las grietas y senderos más minuciosos
del páramo sombrío. Me seguía como un espíritu helado. Su hinchazón mágica era
un custodio, que se escuchaba entre la bruma protegiendo las laderas.
Su voz se perdió en el sonido bizarro de la señal.
-Seguí con la ruta,
me volví parte de ciénagas abundantes que afloraban del hielo y la piedra.Había
algo muy antiguo y poderoso esparcido en la atmosfera de las montañas
ulteriores. Cuando ascendí la
última loma, contemplé la laguna y me conmoví. Su gran transparencia era desconcertante. Perduraba inmensa de un color verde, sumergido en el centro. Su
espesa profundidad era un enigma silencioso, bajo ese cristal inmaculado. Presencié
las cuevas gigantes usadas hace miles de años; como canteras donde se extraía y
producía el oro. Pequeños muros de piedra se levantaban formando entradas
laterales. Decidí aproximarme a una de las cuevas aledañas. Mantenía un aspecto
milenario y lúgubre. El cielo exterior se tornaba de un color atezado y desafiante.
Se sintió una
pausa fría y enloquecida.
-Había algo más, allí conmigo en el las fauces del páramo
y su eterna omisión- dijo.
De vuelta en la cabina, mientras la oscuridad se aclaraba, me sentí
hipnotizado por esa voz tan disforme. Observé las montañas proyectadas en la
distancia. Sus picos insondables centelleaban entre la claridad del amanecer:
vi un mundo lejano y antiguo. La señal se desvaneció nuevamente; la voz surgió en la
cabina una vez más.
Continuó con su relato.
Continuó con su relato.
-Descendí caminando por piedras envueltas en flores
engendradas por el rió. Contemplé la oscura y amplia entrada que permanecía
colosal entre las grietas. Me demoró medía hora llegar hasta la entrada de una cueva negra y profunda. Al pararme frente al umbral, el sonido que escuché surgiendo de las intensas
profundidades; fue el de cientos de
voces que hablaban y rumoreaban entre sí. El rastro del rió había desaparecido
hace mucho tiempo sin embargo, todavía se escuchaba su fluir en el interior del
túnel. Desembocando en el vacío de la oscuridad ancestral.
-Cuando entré me estremecí al escuchar el viento que nos advertía,
con un gemido estruendoso. La laguna se posaba verde detrás de nosotros. Silente
y profunda, ocultando los secretos de otros tiempos. La luz del sol había
desaparecido. Entonces encendí mi linterna, que se mantenía en buen
funcionamiento. La radio VHF, de larga distancia que había traído conmigo también
permanecía prendida. Seguí por un camino que bajaba hacia un pozo negro. Su
inmensa oquedad tenía algo siniestro y desconocido.Continué mi descenso,
la atmosfera era completa oscuridad, se percibía un olor muy intenso que
provenía de una lejanía sepulcral.
-Percibí enseguida la sensación del frío autóctono del
lugar. Sentí un eco soterrado que resonó en un rechinar agudo dentro de la
cantera. Era el sonido de un tren recorriendo túneles oscuros e interminables. Enseguida escuché una vibración sonora muy singular. Era sin duda, una bocina gigante.Su sonido
era tan cristalino pero terrible, atiborrando el silencio profundo de la cueva.
Era una nota aguda y su prolongación reverberaba de forma serena y tétrica. Su tono provenía de la distancia prolongada y extensa de la cueva. Avanzaba subyugado en la neblina que se adentraba. De repente, detrás de la profundidad del consumido averno, escuché el forcejeo impávido de un ave que luchaba por librarse de unas cadenas.Casi me quedo loco de remate, no logré discernir lo que estaba presenciando en el vacío maldecido de ese averno.
Era una nota aguda y su prolongación reverberaba de forma serena y tétrica. Su tono provenía de la distancia prolongada y extensa de la cueva. Avanzaba subyugado en la neblina que se adentraba. De repente, detrás de la profundidad del consumido averno, escuché el forcejeo impávido de un ave que luchaba por librarse de unas cadenas.Casi me quedo loco de remate, no logré discernir lo que estaba presenciando en el vacío maldecido de ese averno.
-Nuevamente escuché
muchas voces hablando y comunicándose entre sí. Parecía que concordaban sobre un asunto muy
importante. Pronto me di cuenta de que la grieta descendía frente a mí, en una forma de ilusión óptica. Estaba
sumergido en un camino rocoso de paredes húmedas, adversas. Seguramente el
voraz río había pasado por aquí hace miles de años. Seguía avanzando pero no
había llegado a ninguna parte. La linterna enfocaba un sinfín de cuevas llenas
de niebla y oscuridad impenetrable. Escuché una caterva de sonidos muy extraños
derivando de esas grietas sepultadas en el tiempo.
El sol lentamente había surgido de un lugar que nadie
conoce, su luz se esparcía tenue por toda la cabina. Son las cinco de la madrugada. La transmisión se tornó confusa y empezó a escucharse un
berrido muy intenso.Seguramente era el viento agreste perdido en esa gruta olvidada sin fondo, que resonaba en los parlantes del transmisor. Pude observar la ciudad
encenderse en una luz azul. El canto de las aves se escuchaba hasta el interior
de la cabina. La extraña voz que subsistía en la señal, hizo un prolongado silencio. Se escuchaba el ulular
violento del viento. Daba la sensación de estar amenazado por algo
completamente horrendo y peligroso.
Enseguida habló en un tono de desesperanza y aflicción
irresoluta.
Su tono de voz era discordante y delirante.
Su tono de voz era discordante y delirante.
-Pude ver especies desaparecidas de flores ancestrales,
aves pululando los páramos milenarios. Apreciar el sonido del río socavando el
tiempo en las piedras ciclópeas.Vi el sol ocultarse en las tinieblas del
horizonte andino. Las leyendas del páramo; las luces prisioneras de la oquedad resplandecen
sobre mí. Hoy, 26 de julio - me
encuentro sin comida, sin provisiones. La linterna alemana que traje conmigo ha sido mi última esperanza en la inmensa oscuridad.La
batería del transmisor pronto cesará. Ahora me encuentro en esta hondonada infernal. Desde que caminé en sus piedras hediondas y húmedas, todo se transmutó
en resonancias y onomatopeyas de horror.
-La luz roja del transmisor de larga distancia permanece
encendida en una penumbra que sin duda
está hechizada por un pasado muy antiguo:
más allá del presente y el futuro.
-Fallecí anoche, fue una noche muy larga y helada.
Durante todo el tiempo que permanecí en ese hueco profundo e insondable; sentí
la noción de estar en otro espacio del mundo. Observé sombras que empezaron
a formarse en las paredes de esas grutas altas y negras. Se agruparon otra vez,
pronunciando sus palabras herméticas, en las sombras. Interpretaban un dialecto
muy antiguo que tenía un aire de secreto y de reserva.
-Entonces, sentí presencias lentas, muy pesadas que
pululaban con fuerza en la oscuridad de la fosa. Continuaron las conversaciones
en un lenguaje críptico, en la penumbra donde presencié
en silencio. Permanecí estupefacto, lleno de incertidumbre sentí un horror
sobre natural. Empezó a oírse el crujir de una fogata inmensa, vibrando en las paredes
de la cueva. Se escuchaba el clamor del fuego ardiendo en una hoguera fulgurante
y poderosa. Escuché el sonido errante de un ejército de guardianes, acercándose en una resonancia que se prolongó por el fétido agujero. Se acercaban, me estremecí por última vez, con un horror inexplicable. Los
pasos procedían desde las entrañas andinas, se aproximaban con una fuerza inmensurable.
-Una luz gigante se aclaró en el fondo de la oscuridad
putrefacta y arcaica. Se hacía más pronunciada en su extenso fulgor. En ese
momento supe que nunca más saldría vivo de esa cueva maldecida. Escuché una vez
más el aleteo de ese fénix sin nombre, que se alejaba y se adentraba en el infinito, hacia la hoguera escondida entre las piedras. Me di cuenta de que me encontraba
en un mundo taumatúrgico infestado de nostalgia. Seres antiguos, se alojaban en
el interior de ese agujero anacrónico. Ni siquiera, pude comprender lo que eran
hasta que vi que se acercaban entre las luces de ese fuego profundo. Contemplé
espeluznado sus sombras aproximándose en las paredes de piedra.
-Penetró fuertemente un olor fétido e irracional que
provenía de charcos inconmensurables de la sangre teñida en el pasado. Sabía
que nunca más volvería a ver la ciudad y la sociedad, que formaban parte de mi
idiosincrasia, y de mi vida. La lluvia cayendo en tardes remotas sobre la tenue
urbe escondida en la cordillera. Pantanos y bosques desolados bifurcando el
horario cotidiano.La luz del amanecer creando la lógica habitual. Trinos de
aves, ecos de voces de gente cercana. El sol desvaneciéndose en las fauces de un mundo sin fin. La fe que está en todos; pero que no podemos entender. Las pesadillas
que soñamos en un nuevo amanecer.
La transmisión disminuyó con una rapidez tan concentrada que se flexionó en un sonido abismal. El
receptor de la consola reventó repentinamente. Me estremecí furiosamente: había
sentido una presencia olvidada en el abismo de páramos profanos. Lo que había
receptado en esa madrugada a través de la señal; fue la reencarnación del pasado. El retumbar del páramo en la niebla, con su indistinta fortaleza. Esa
vibración se coló por la transmisión esa madrugada reventando el transmisor, que
era el corazón de mis apariciones durante la aurora. Asimilé entonces, todo lo que había escuchado de ese escritor fantasma: perdido en las fauces
de los Andes. Se había encontrado con entes poderosos, que residen en las montañas
pantanosas y heladas de los Llanganates.
En mi mente surgió todo de lo que el escritor, Sven
Cañizares había visto en su viaje, antes de perecer por hipotermia y fatiga
letal el 27 de julio de 1986. Su cuerpo fue encontrado en una cueva entre las
montañas, a finales de noviembre de ese mismo año. Fue docente en la facultad
de filosofía y letras durante el periodo 1978-1988. Había venido estudiando el
alto páramo y las montañas profundas y místicas de los Llanganates y los Andes. Todo lo que él había contemplado en las profundidades del abismo. La inspiración por
la naturaleza, quedó registrada en mi
mente para siempre.
Santiago Salvador
2020