Un viernes del año
1994, estábamos tres amigos: Chris, Nicolás y yo, viendo una película, ( The Crow). Era Octubre, el crepúsculo empezaba a devorar
la tarde. Vimos la película envueltos en el silencio eléctrico. Absorbidos por
la trama y el desenlace, la cinta terminó. Hubo un silencio, una conexión que nos
unió para siempre. A través de los años, compartimos algunas películas más, los
tres. Cada uno con su personalidad completamente distinta y marcada,
aprendiendo a tolerar, a llevar la amistad. En ese sentido, cada instante que
compartía con los amigos me enseñaba cosas nuevas y mágicas. Descubría nuevos
retos comprimidos dentro de mi alma. La amistad es el reto más grande, el más valioso.
Así pues, la vida nos separó entre aventuras, viajes,
discusiones y conversaciones. El tiempo siempre se las arreglaba para juntarnos
y volver a compartir diferentes experiencias, metas y objetivos. La manera
como afrontamos la vida sus situaciones, el amor, el trabajo tomando decisiones
propias llenas de coraje y sabiduría. Puesto que la vida sigue, cada vez trae
nuevos amigos, nuevos ciclos a los que debemos responder, por consecuencia
tomando distintos senderos.
Es bueno tener amigos que piensen de forma distinta, cada
uno tiene experiencias peculiares, perspectivas diferentes de supervivencia,
siempre tratando de buscar y entender la sustancia perfecta. La cohesión de identidades, afectan nuestra subjetividad, nuestro carácter se desenvuelve y transmuta constantemente.
Actuando con los demás, a través del corazón y el crecimiento espiritual.
Entonces, el pragmatismo de la vida hace que cada vez
seamos más sinceros, más cautelosos, más valientes, afrontando la realidad para
así poder destruir el miedo y aceptarnos tal cual somos, con nuestros defectos, y el pasado siempre al margen de la alegría y el vacío. Reivindicándonos como seres eternos, libres e independientes. Poder
compartir nuestros triunfos, fracasos, nuestras penas y alegrías. Siempre
escuchando con el corazón y aportando con la sinceridad, marca la diferencia.
La vida está llena de sorpresas siempre será intricada y dulce al mismo tiempo.
Indudablemente, las relaciones entre amigos nos marcan
tan profundamente, además de enseñarnos a ser mejores y más honestos, con el
mundo. Vivimos en un mundo tan frió, mecánico donde vemos tantas personas todos
los días, y los estereotipamos de desconocidos.Todos son nuestros amigos, todos son tan distintos y al
mismo tiempo tan iguales, cada persona nos puede aportar demasiado y viceversa. A
la final, estamos todos juntos en este
mundo, sólo queda ser cada vez más humanos los unos entre los otros y seguir
adelante. La amistad es lo más importante, algo tan valioso que los seres
humanos podemos tener y abrazar. Es el vínculo entre el cosmos, la eternidad y
nuestras almas llenas de incertidumbre y ambigüedad.
Wes Anderson, Houston, Estados Unidos, 1 de Mayo de 1969. Presentó Bottle Rocket, su primera película con tintes de ser inexperto en el sentido cinematográfico sin embargo, muy astuto e inteligente escribiendo un guión, con la colaboracíon de (Owen Wilson). Esta cinta cuenta la historia de tres amigos: Bob, Dignan, y Anthony, los tres con diferentes personalidades y metas. Buscando cada quien, una oportunidad única para realizarse, experimentar la vida y el amor. La manera de sentir el mundo y la vida. En algún punto de nuestras vidas, todos iniciamos así, al estilo de Bottle Rocket.
Director: Wes Anderson
Guión: Owen Wilson, Wes Anderson
Reparto: Luke Wilson, Owen Wilson, Robert Musgrave, Shea Fowler, Lumi Cavazos, James Caan
Santiago Salvador
2015